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Narco-Influencers: El Costo de la Fama en un Estado Fallido

Narco-Influencers: El Costo de la Fama en un Estado Fallido

La glamorización del crimen en redes sociales expone la trágica realidad de un Estado que perdió el monopolio de la fuerza y el orden.

Una guerra interna en el Cártel de Sinaloa ha puesto una lápida sobre la figura de los “narco-influencers” en México. Lo que comenzó como una ostentación de lujos y poder en redes sociales, se ha transformado en una cacería mortal. A principios de año, un panfleto lanzado desde un helicóptero sobre Culiacán listó a 25 influencers y músicos acusados de colaborar con el crimen organizado. Seis de ellos ya han sido asesinados.

El último en caer fue Camilo Ochoa, un narcotraficante reconvertido en youtuber, acribillado el 17 de agosto. Su muerte se suma a la de otros, como Gail Castro, hermano del famoso influencer Markitos Toys, quien encabezaba la lista negra. El conflicto estalló tras la detención en julio de 2024 de Ismael “El Mayo” Zambada, cofundador del cártel, quien acusó a los hijos de su exsocio, Joaquín “El Chapo” Guzmán, de traicionarlo. Ahora, la facción de “El Mayo” libra una guerra total contra “Los Chapitos”, un conflicto que ya deja casi 2.000 muertos y que ha convertido a los influencers en objetivos estratégicos.

Estos personajes no solo son acusados de lavar dinero para los cárteles, sino que, como señala el abogado Salvador Mejía, su verdadero valor reside en la propaganda. “Los cárteles tienen sus propios departamentos de relaciones públicas”, afirma Mejía, destacando que las redes sociales son una herramienta para manipular la opinión pública y reclutar jóvenes, vendiendo un estilo de vida aspiracional ligado al crimen. La Unidad de Inteligencia Financiera de México ya investiga a 64 influencers en Sinaloa por estos vínculos. Para Javier Llausas, director de la ONG Construyendo Espacios para la Paz, la situación es clara: “Esto es una guerra. Y como en cualquier guerra, la propaganda importa”.

El Estado mexicano, sobrepasado, asiste como un espectador más a una guerra que se libra en sus calles y en el ciberespacio. La persecución de estos influencers no es un mero ajuste de cuentas; es la prueba irrefutable de un orden social colapsado, donde el Estado ha perdido el monopolio de la violencia y la justicia. El crimen organizado no solo controla territorios, sino que también domina la narrativa cultural, ofreciendo a los jóvenes incentivos perversos: la fama y el dinero rápido a cambio de lealtad a una empresa criminal que destruye el tejido social.

Este fenómeno demuestra que sin un Estado fuerte, capaz de garantizar la seguridad y la propiedad, la libertad económica se deforma en una ley de la selva. Los influencers, lejos de ser emprendedores, actúan como peones en una maquinaria de propaganda que normaliza la violencia y socava los cimientos de una sociedad libre y próspera. La guerra por los “likes” en Sinaloa es, en realidad, una guerra por el alma de México, y el Estado está perdiendo en ambos frentes.

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POR QUÉ IMPORTA

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  • Corrupción de la juventud: El "narco-marketing" vende la idea de que el crimen es una vía legítima y deseable hacia el éxito, destruyendo el valor del trabajo, el mérito y el esfuerzo legal.

  • Fracaso del Estado: La incapacidad del gobierno para proteger a sus ciudadanos y controlar a los cárteles demuestra una abdicación de su función más básica: proveer orden y seguridad.

  • Amenaza a la soberanía: Los cárteles operan como un poder paralelo con capacidad de impartir "justicia" y controlar la información, desafiando directamente la soberanía del Estado mexicano.

  • Lo que otros omiten: Detrás del glamour de los autos deportivos y las marcas de lujo, hay una estela de miles de víctimas inocentes, familias destrozadas y una economía local asfixiada por la extorsión y la violencia.

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OBJECIONES Y RESPUESTA

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Objeción: "Estos influencers son solo víctimas de un sistema fallido. En un país con pocas oportunidades, el crimen organizado es una de las pocas salidas para los jóvenes."

Respuesta OPL: "Si bien la debilidad institucional y la falta de oportunidades son un caldo de cultivo, esto no elimina la responsabilidad individual. La libertad implica elegir, y aliarse con organizaciones terroristas que asesinan, secuestran y extorsionan es una elección, no una fatalidad. Justificar la complicidad con el crimen bajo el pretexto de la 'falta de oportunidades' es un insulto a millones de mexicanos que, en las mismas o peores condiciones, eligen el camino del trabajo honesto y el respeto a la ley. El verdadero motor del progreso es la libertad con responsabilidad, no la victimización que sirve de excusa a la barbarie."

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El orden no es el opuesto a la libertad; es su condición indispensable. Sin un Estado que imponga la ley, la única “libertad” que florece es la del más violento. 

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FUENTES CONSULTADAS

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The Guardian – https://www.theguardian.com/world/2025/sep/03/mexico-influencers-drug-cartel-war