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Servel da luz verde: Los 8 candidatos que se disputarán la Presidencia de Chile en 2025

Servel da luz verde: Los 8 candidatos que se disputarán la Presidencia de Chile en 2025
El Servicio Electoral validó todas las candidaturas inscritas, dando inicio oficial a una carrera presidencial que definirá el rumbo del país. Para los ciudadanos, significa el fin de la incertidumbre y el comienzo de una decisión crucial sobre seguridad, economía y libertad.

Este lunes, el Servicio Electoral (Servel) confirmó la aceptación de las ocho candidaturas que competirán en la elección presidencial de noviembre de 2025. Tras revisar el cumplimiento de los requisitos legales y constitucionales, la institución validó las postulaciones de Evelyn Matthei (Chile Vamos), José Antonio Kast (P. Republicano), Johannes Kaiser (P. Nacional Libertario), Marco Enríquez-Ominami (Ind.), Franco Parisi (P. de la Gente), Eduardo Artés (Unión Patriótica) y Harold Mayne-Nicholls (Ind.). A ellos se suma Jeannette Jara (PC), quien clasificó automáticamente al ganar las primarias del oficialismo.

POR QUÉ IMPORTA

Este hito institucional marca el punto de partida formal de la contienda electoral y tiene implicancias directas para todos los chilenos:

  • Claridad en la papeleta: Se acaba la especulación. Los ciudadanos ya conocen el abanico completo de opciones, desde la izquierda radical hasta la derecha nacional-libertaria.

  • Inicio de la deliberación: Los candidatos deberán ahora desplegar sus programas y propuestas. Para el votante, es el momento de informarse y comparar visiones de país.

  • Contraste de modelos: La elección presentará dos polos claros: uno que aboga por un Estado más grande y controlador (Jara, Artés) y otro que defiende el orden, la libertad económica y un Estado limitado (Matthei, Kast, Kaiser).

  • Prueba a la institucionalidad: Que el proceso avance según las reglas y plazos establecidos refuerza la soberanía nacional y la certeza jurídica, pilares fundamentales para la estabilidad y el progreso.

  • El factor "outsider": La presencia de candidatos como Parisi o Mayne-Nicholls obliga a los bloques tradicionales a no dar ningún voto por sentado y a conectar con el descontento ciudadano.

La validación de las ocho candidaturas por parte del Servel es, ante todo, una señal de salud institucional. En un continente a menudo golpeado por la inestabilidad, que el árbitro electoral funcione con normalidad es una base indispensable para nuestra soberanía. Sin embargo, esta formalidad da paso al verdadero debate de fondo: qué modelo de sociedad elegiremos.

Desde los principios de la Libertad Ordenada, esta elección es una encrucijada. Por un lado, candidaturas colectivistas que ven la propiedad privada como un recurso a disposición del poder político y la libertad individual como un obstáculo para sus planes de ingeniería social. Por otro, visiones que entienden que sin orden público, garantizado por un Estado firme en seguridad y justicia, no hay libertad posible.

La ciudadanía tendrá que discernir entre quienes prometen "derechos" financiados con el fruto del trabajo ajeno y quienes proponen un Estado Limitado pero fuerte, que proteja a los chilenos de la delincuencia y la inflación, y que permita que la prosperidad nazca del esfuerzo y la responsabilidad individual. La tarea de los candidatos del sector nacional-libertario será explicar con claridad que más Estado casi nunca significa más bienestar, sino menos recursos en el bolsillo de las familias.

OBJECIONES Y RESPUESTA

  • Objeción: "Tanta diversidad de candidatos de derecha solo sirve para atomizar el voto y arriesgarse a que el sector quede fuera de la segunda vuelta".

  • Respuesta OPL: Esta es una visión cortoplacista y tácticamente miedosa. La diversidad de opciones es un reflejo de una sociedad libre y de un debate de ideas que es sano y necesario. Forzar una "unidad" artificial antes de tiempo suprime matices importantes y aleja a votantes que no se sienten representados por un candidato único. El sistema de balotaje está diseñado precisamente para decantar estas opciones. La primera vuelta es para que los ciudadanos voten por convicción; la segunda, para elegir el mal menor y construir una mayoría gobernante. La responsabilidad no es limitar la oferta, sino persuadir con mejores ideas.

Con la parrilla de candidatos ya definida, comienza la verdadera batalla de las ideas. Más allá de las promesas, los chilenos debemos exigir claridad sobre cómo cada uno piensa restaurar el orden, proteger nuestras libertades y reactivar una economía asfixiada por el estatismo. La decisión que tomemos en las urnas definirá la próxima década.

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FUENTES CONSULTADAS